Parecieran las flores el último pecado,
Cuando su aliento ingrato, surcó el viento.
Dejó un rastro de
babas espesas,
Salpicando tu cara y tornado blanca tu melena…
Las ventanas doblaron sus bisagras
La mañana se hizo noche, oscura de nieblas.
Viva sangre baña el
suelo donde pisas,
El dolor se comió tu carne, alimentó a la ira.
Cuatro vástagos miran asustados, ojos ciegos.
Amontonados en un rincón, sordos momentos.
El miedo ya no tiene
excusa al grito fiero
Que descarga sobre ti
todos sus fracasos.
Una lágrima en una suplica de respiro
Que atraviesa los costales prohibidos.
Pero nadie ve tus ojos, nadie tus gemidos…
La calle está callada…hace frío.
Ruge el puño una vez más sobre tu estampa
El vientre estalla en mil latidos, los sesos nadan.
Mares de profundidades abismales, de aguas estancadas.
Una ola ingrata va ahogándote en tus arcadas.
La muerte va cobrando sentido, es la meta
Te aferras a ella sin mirar que tienes prendido.
Mientras…
Un delirio impuro va golpeándote con saña.
Manifestándote entre rabia lo mucho que te ama.
Por fin te ha escuchado la dulce parca
Con su cara manifiesta, va acariciando tu alma.
No llores más niña de luz clara…cierra los ojos
Vuela conmigo, siente paz en tu casa…
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos Reservados*
Por ti, para ti...para siempre.
Impresionante Rocío...cruel realidad, hermosos versos.Felicitaciones.
ResponderEliminarFelíz año para tí.
Saludos
Gracias Osvaldo por tu amable comentario...saludos.
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