Dos tiempos, dos corazones…unos
sentimientos disparados intentando asentarse.
Una mirada fugaz, un pensamiento
que queda pegado a la estructura de tu paz.
La espera…la eterna espera.
Un silencio que rompe las
entrañas, y el grito que desgarra. Todo es confusión.
El naranja del atardecer se
vuelve solitario, no queda ni un atisbo de armonía en mis venas, rompe el
paladar el aturdimiento prestado que vas dejando solapado entre pestañas de
niebla.
Y el paso se ralentiza entre
bocanadas de esperanza.
Que todo quede dicho, que nada
sea escrito…que la voz sea el único sonido.
Volverás mañana, volveré de
nuevo…encontraré entre meollos de sensatez la palabra que dicta mi fe, con
bonanzas y bellezas desnudaré los ojos más puros, el alma más limpia, la
humanidad cubierta de piel. Después me vestiré de harapos, doblaré la esquina dejando
una estela de ingravidez, y, sin prisas,
renaceré…
Dos latidos, dos razones. Una
amarte, otra, conquistarte un día más.
Mi meta eres tú.
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos Reservados*
Hola :
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Roxana Quinteros
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