Adoro ver caer la lluvia y el
fulgor del rayo en el cielo, son momentos
serenos que me atrapan, me envuelven…me traen recuerdos.
No me gusta abrir la boca para
expulsar miedos, reproches y lamentos. Me torno ridícula, imbécil, ante tu
mirada de hielo.
Me gusta sentir que soy especial
sin tener que recordarte lo que siento.
No me gusta la venganza, ni las
devoluciones varias…me parecen mezquinas para compartirlas día a día, verdaderamente
cansan.
Me gusta mirar tu cara, llenarme
de gozo al acariciarla, pensar que soy tuya para cargar mi estancia.
No me gusta llenar mi vida con
vestiglos, ni hacinar esperanzas con deseos…la veracidad del presente, merece
un respeto.
Me gusta besar tu boca y fundirme
con tu cuerpo. Ver tu sonrisa, notar tus premisas, ser parte por un instante de
tu dicha…
No me gusta la mentira y mucho
menos la disyuntiva que crean los vocablos cuando las retinas dicen cosas distintas.
Me gusta dormir sobre tu pecho,
sentir tu piel desnuda y contemplar tus andares bellos…despeinarte, oler tu
cuello y quedarme un ratito abrazada a tu silencio
No me gustan las ausencias, ni
echar de menos, soñar con futuros, llorar a tiempo completo. No me gustan mis
rebotes, no soporto por qué los tengo.
Me gusta palpar tu voz, que me
hagas reír, ser feliz sin moldear el comportamiento, los cambios surgen cuando
nace de un sentimiento…
No me gusta no ser yo misma en
todas las fases en las que me hallo, prefiero pedir perdón a llamar a la puerta
de mi propio establecimiento.
Me gusta mirarme al espejo, y
aunque sea individual, notar tu reflejo pegado a mi cuerpo.
No me gusta el otoño.
Me gusta el invierno.
La nieve
Los leños
La calma
Sentirte dentro…
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos Reservados*
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