Hay días que me siento moribundo,
colapsado en mi tiempo,
roto, en los sofocos de la sin razón,
de las luchas penetrantes de los sentidos,
vísceras explosionando en la oscuridad de mi interior.
Escúchame…
Todo es espuma agria, palabras perdidas
en los labios rojos del ayer,
ahora, morados por el frío que vive
en mi interior.
Muere el sol.
La carne ya no tiene color y, el día
es pura tormenta bajo una sábana azul.
Caricias de mi vida se escaparon, no las encuentro.
Los baúles del desván que guardan tus vestidos,
se carcomen en nostalgias cubiertas de polvo.
Eras tú, la calidez de mis sentimientos,
el océano de los entusiasmos vivos y palpitantes,
la energía limpia y divina que me incitaba a caminar.
Sin darme cuenta, hasta tu falta, que el motor
que impulsaba mi corazón llevaba escrito tu nombre.
Tu nombre…
Marchaste, ya no estás y yo,
medio muerto, sigo apalancado
en esta absurda vida, esperando que tu ojos
regresen a mis ojos, y tu piel roce mi piel
con la potencia de la resurrección.
Vuelve…
*José Manuel Salinas*
*Rocío Pérez Crespo*
hay mucho de José Manuel en estos versos, muy buenos
ResponderEliminarsaludos
Pues sí, Omar..tienes razón. Ciertamente todo es de José, menos el pasarlo a limpio y buscar la imagen para el post. Pero se ha empeñado con que ponga mi nombre debajo y, como es un cabezotas, por no discutir..pues eso.
ResponderEliminarTodo es de José Manuel..desde el titulo hasta la última coma.
Gracias por tu presencia, besos.
La humildad no siempre es valida, es genial trabajar contigo. Gracias Omar por tu siempre presencia y amistad entorno a las letras, un abrazo, besos a Rocío.
EliminarCuanta tristeza en tan bellos versos.
ResponderEliminarEl dolor del corazón no puede con tan sensible poeta.
Cariños a ambos, es un placer leerlos.
Hola, Oriana, gracias por tus palabras y tu presencia. Un beso enorme.
ResponderEliminar