Las manos acarician los contornos
haciéndolos propios. Intuyendo en la oscuridad los límites, conociendo en cada
ternura, el balanceo del trigo cuando lo acuna el viento.
Así es tu piel
Suavidad, olor a limpio, el vuelo rasante sobre mis
labios de unos aromas dulces, que evocan el tiempo comprimido, compensando las
esperas vestidas de olvido, en murmullos caprichosos que abrigan las
esperanzas.
Campo abierto bañado de ocres, de
naranjas; ante la mirada cándida que
contempla el iris ámbar de unos ojos que callan, que agradecen en la nada la
tibia caricia que se le ofrece. Grano
fértil cayendo alegre en la tierra blanda, nutriéndose
sin disimulos de la luz, sinuosa y mágica, de una excelsa luna de
cereal.
Así, te sé yo.
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*
un poema bonito, hecho a pincel
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