Sin palabras, con el lenguaje más ancestro
Mi boca se torna ávida de las aguas salinas de tus besos;
Con susurros inesperados nos vamos diciendo
El amor que nos profesamos, la ternura del encuentro.
Y tú lengua recorre el interior de mis muslos
Templada y perversa, elevando mis caderas.
Conteniendo las azaleas que fluyen incansables
Del interior deseo de poseer tu mágica esencia
Cual hojas mecidas por el viento
Entre las montañas de mis pechos, te acunas sereno
Y en el lugar secreto de tu hombría
Ahí donde nace la canícula más fogosa, me pierdo.
El cuerpo me tiembla…
Entre latidos acelerados y cómplices miradas
Se van enervando las ganas, dejando libre el estimulo.
Y siento mi piel mojada debajo de tu cuerpo desnudo
¡Bendito corazón sagrado que late entre mis brazos!
Si el amor tiene nombre, hoy lo bautizo con el tuyo
Y declaro abiertamente, que eres mi fe, mi religión y mi
motivo.
La entidad de un alma libre que encontró su libertad
En la mirada picara de un niño y en su inquebrantable
lealtad…
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos Reservados*
Preciosa preciosa preciosa
ResponderEliminar¡Quien fuese él!
Muchas gracia anonimo por pasarte por estos lares...besos.
ResponderEliminar