Cadenas que se enredan en mí cintura haciéndome prisionera
consentida de una pasión que me clava en tu pelvis dotando mi vida de armonía.
Colores que danzan en esta cárcel con dosel, de la que no
quiero escaparme, ni tan siquiera que me den cuartel… morir en tus brazos
quisiera y ser lo último en sentir… tu voz susurrando mí nombre, tus ojos como
lagos de clavel.
Amor que me calas por entero y me haces un juguete en sus
manos de papel, amor con el corazón henchido, entregado y consentido al hombre
que me vio amanecer, en ese reguero de luz de cristal con tenue destellos del
sol de tu mirar.
De serenidad plagada que me atrapa y me revuelve y me
estrella contra la corriente de mi propia voluntad.
Sensaciones que van y viene y sucumben en su doliente cuando
te vas. Distancias que se vuelven eternas en segundos nacarados de un reloj
imaginario. Plumas que derrochan tintas con expresiones distintas para
amortiguar el cansancio de una mujer enamorada que clama y revienta cuando no
escucha tus pasos.
El recuerdo queda impreso en cada poro de mi piel y el
reclamo de que vuelvas en la luna de la noche y el en cielo que nos ve, testigo
mudo que acompaña nuestros cuerpos en marejadas de tiempo como olas en su
vaivén…tormentas con brisas de sal, brumas con sabor a mar…discordantes y
efímeras como el beso que me das.
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos Reservados*
Nº asiento registral 08/2010/381 Murcia.
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