Sus ojos se cerraron…
Algo repiqueteó en algún punto lejano…las palabras ocultaron su fuerza, las manos quedaron yermas.
Una luz, blanca y escasa, se desplegó sin sentido; chocando en las paredes sin hacer ruido…se condensó en el techo, explotó contra el suelo…sacudió violentamente su cuerpo.
La capacidad quedo anulada y aquellas notas que ayer se escuchaban, rompieron sus cuerdas para amortajar a la dama…nunca supe de que se trataba. Cuando sentada al piano, acariciando sus marfiles teclas, perdía la noción con una mirada soñolienta y apartada…y en sus labios se dibujaba una sonrisa amable y templada.
Más ahora ¡ahora que la contemplo! Inerte, acurrucada en los brazos de la eterna muerte, sé que era un réquiem creado para adornar su marcha.
Al son silente del vacío, veo su partida sin nadie escoltándola…solo quedo yo, apostada en el alféizar de esta ventana, con las rosas blancas que tienen su perfume, escucho el galope profundo de los corceles al iniciar su camino.
La luna ocultó su cara, su ángulo más amable y, yo…me quedé mirándola.
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos Reservados*
(Imagen bajada de la red)
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