jueves, 5 de mayo de 2011

DETRÁS DE LA VENTANA...

Llueve. No deja de llover.
Me pesan los parpados; todo es gris, el cielo, el suelo…mi mente y ese pájaro que desde la cornisa de enfrente me mira con desden.
La música me suena empalagosa; es una melopea que me siega las venas. Aburrida, sofocante… Ni tan siquiera tengo ganas de quitarla… ¡ya terminará cuando quiera!
Y no para de llover.
Esta apatía que me envuelve ante el prodigo grano que levanta el dolor de los  huesos, dejando la huella verde opaco en los abetos y en aquel rododendro que calcina las retinas; me consume.
¡Que cansada estoy de esta vida! O quizá; no sea de la vida, sino de la situación mantenida que me tiene aferrada a esta silla, a que los días sean siempre el mismo día. Soy un reflejo fehaciente de mi cruel agonía…o a lo mejor, es pura ironía de esta sarcástica doctrina. Impuesta desde la cuna y llevada a hombros hasta el último hálito que mis pulmones consigan.
Sigue lloviendo.
El tiempo,  evanescente como el humo de este cigarrillo, queda apostado en mis sesos como la nicotina se pega en el  techo. Solo lo capto por unos instantes, cuando me concentro mirándome en el espejo… soy una mancha sin futuro en un corazón incierto.
Una vagabunda más, recorriendo en soledad el sendero oscuro, siniestro, umbrío que me lleva al mismo infierno; a la decadencia punitiva  de pugnar contra mi propio destino.
No cesa de llover….


*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos Reservados*
(Imagen bajada de la red)

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