Llamas mi atención sin pronunciar
mi nombre.
Perdido entre velos, dejas tu
presencia adivinarse en el viento. Como esas tardes serenas donde el firmamento
se pinta de colores arabescos y una paz recorre mi cuerpo con la certeza
palpitando en las venas, de que tus pies abren mi sendero. Te siento albero,
verde, naranja intenso…eres duna, oasis, palmera y desierto.
Vida, pura vida que entra en mi
pecho acortando los confines de mis secretos...
Me sabes a uvas, a miel y a
enebro…a crepúsculos de primavera donde
el azul se hace más intenso y, flota en el aire los longevos augures de las
varitas de los hechiceros, trayendo en sus presagios lo cierto, lo cabal…lo
auténtico.
Ilusión, inocente ilusión que
penetra y deshace todos los nudos de mi razón…
Me haces libre en una espiral de
sueños, forjas algodones con tus dedos, me descubro aprendiendo que las nanas
más hermosas nacen de tus flecos y que esos flecos son pequeñas agujas que me
cosen a tus derechos, a los pliegues de tus caricias, al robusto significado
del verbo, quiero…
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*
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