lunes, 10 de septiembre de 2012

TÚ, SIEMPRE TÚ...






Serán necias mis palabras y, acaso
un algo ridículas, sin base donde apoyarlas,
sin certezas donde construirlas.
Me arriesgo hasta el límite razonable,
hasta el punto distante del retorno
y  con serenidad absoluta, expongo mi alma.
Sí…
Hoy la dejo al descubierto, quizá,
porque ando un algo cansada.

Así que, te diré:
Acércate y escucha… ¡ven!

Es por ti y en ti cada beso que doy al aire,
Cambiando imaginación por realidad,
invocando tus ojos dulces e infantes.
Sabiendo que es un imposible
no puedo dejar de soñarte o no quiero, algo es…
Me niego a dejar de amarte.

Cada ilusión envuelta en madrugadas,
me trae la esencia de la mágica noche,
esa que vestida de azul cobalto
tradujo sin recatos lo que las bocas callaron.

Ya estaban ahí  nuestros corazones dialogando,
en un idioma que se convirtió en miradas
y atravesó mi piel para llegar a mi alma.

No pienso romperme las vestiduras
en disimulos y recatos, ciertamente estoy vencida.
Así que, aun sabiendo que no soy, ni llego a serlo,
Te regalo:
Todas las risas del mundo guardadas en una caricia
y que esa caricia  toque tu frente y te devuelva la vida,
el color, el sabor, la historia reprimida y,
alguna lagrima de dicha que corra por tus mejillas.
Te doy la libertad y la cometa, el celeste más templado,
lo mejor de mi conciencia.
Y si ves que es poco, pronuncia mi nombre
y un halo de amor, coronará tu cabeza.


*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*




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