Quiero rodearme de tu aroma,
impregnar toda mi piel en tus olores, palpar en la nada tu imagen, bendecir tus
pensamientos con mis razones.
No sumo mañanas luminosas de
soles tempranos, ni resto noches
apagadas de lunas roñosas, dejo las estrellas donde pertenecen y cancelo la
cuenta que abrí un mes de septiembre. Permuto tiempo y espacio y me alimento de
esos pequeños ratos que me ofertan los momentos santos. Esos que cargados de fe
acumulan en mi interior esperanzas con sabores de vetiver y miel.
Siempre viajas conmigo, da igual
hacia donde me mueva, abrazas mis sesos hasta dejarlos exprimidos goteando en
lo más bendito la esencia magnánima que te otorga los sentidos.
Te mimo.
No puedo negar que estoy
enamorada y que las sensaciones que me regalas son; unas por buenas, otras por
malas, la clave especifica y justa que despierta mi alma.
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*
... esperanzas con sabores de vetiver y miel... Qué sería de nosotros sin ellas? Gracias, poeta!
ResponderEliminarPues creo que seriamos poquita cosa...el ser humano se nutre -nos nutrimos- de esperanza.Hasta el final.
ResponderEliminarGracias Carlos por tu siempre amabilidad...besos.