Si pudiera llegar a ti, con la
calma y la libertad en tus manos, me pondría de puntillas para besar tu frente
y descender despacio hasta tu boca, para dejar impreso en tus labios el
sentimiento que recorre mi interior.
Hay momentos que envuelve el
silencio siendo más profundos que la misma voz…
Señales, cruce de caminos. Una
coma que se pierde, un punto en desvarío…aquella cometa adornando un
cielo, tu y yo en un espejismo
¿existimos?
Existimos bajo la misma
influencia que marca el legado más antiguo, el vetusto paso anquilosado de
querer lo prohibido.
Lo sé y sin embargo, te necesito…
Si pudiera vaciar el sueño de fantasmas, borrar esa luna preñada de
distancia y omisión; haría realidad el deseo que emana de mi raíz,
trocando estas sábanas de papel por la piel de tu cuerpo para hallar entre las
costuras de mi lecho, mi segunda piel,
mi mismo sabor.
Estados que se consolidan con las
manos, con la punta de los dedos, adquiriendo en lo táctil el idioma más
compresible de la humanidad. El calor, la fusión, la suave paz de saberse
querido, comprendido, adorado, cargado de devoción…
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*
El amor sin palabras es el más bello.
ResponderEliminarQue bien lo has descrito!!
Cariños....
Un adecuado clima, poeta. ¡Gracias!
ResponderEliminarUn millón de gracias, Oriana, Carlos...por vuestra siempre colaboración en este blog...un beso enorme.
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