No quiero rendirme al tiempo, ni
a la espera infinita en un sueño sin sueño que refleja el anhelo embalsamado en
angustia, dejando seco el futuro.
Me canso y, descubro en mi propio
agotamiento la ilusión estúpida que me he creado, poniéndole puertas al viento,
queriendo frenar a un mar bravo.
Sé, que no será en tus brazos
donde despierten mis instintos, pues los espacios están marcados en privados
dominios, venciendo a la razón y a las ganas que me consumen; asimilo con
desagrado que errar en mis sino.
¿Quién tiene experiencia con el
destino?
Si acaso una fugaz reverencia por
los años consumidos, pero tan escasa que sin darme cuenta me vuelvo a tragar el
polvo del camino… ¡maldita piedra de mierda que siempre apareces al fondo del
recorrido! Vuelvo a dejarme los dientes
en tus aristas y brota la sangre en las cicatrices de antaño. El cerebro da la
orden y el corazón se siente aprisionado en un pecho que a duras pena tiene
capacidad para inhalar, el rancio aroma del
fracaso.
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*
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