Tú, que te vistes con alas
blancas de grandeza y señorío. De dulce verbo, de interesante presencia. Que
allá donde descansan tus pies, brota incansable la apariencia.
Disfrazas tus sofismas con
bondades, adquiriendo pleitesía de los
que no te conocen, dejando un regusto de mieles en las alfombras mugrientas de
los paladares que te veneran.
Arquetipo de conocimientos
prestados, rondas por el mundo salpicando con tu instinto la fibra espesa de
los no pensantes. Y haces reventar los intestinos a los que te miramos y
advertimos que pones muescas por cada alma que arrastras a tu particular
paraíso.
Estados demenciales de virtudes y
carismas, cuando por tus tripas caminan en fila las orugas inflamadas de
envidias.
Asume lo que eres, que cada palo
tiene que hacer su cometido, pero no mires entre las nubes creyendo que llega
tu discurso para laurearte con una luz que no te pertenece.
No hay nada más rastrero que
intentar convencer al cielo de lo que ha parido el infierno…
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*
fuerte, vigoroso,
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Gracias Omar...besos
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