No dejes de cubrir mis sentidos
con los tuyos, ni dejes que se escapen mis sentimientos por los silencios, por
el olvido. A veces tan cargados y persistentes, tan fulminantes y activos que abren senda a lo desconocido. Me minimizo.
Acumúlame en tus palabras, hazme
presa de tu recuerdo encadenándome a tus sesos y, deja que brote como sangre
viva para regarte cada día con el calor de mi ofrenda.
¡Estás tan lejos!...tanto, que
casi no respiro al invocar tu presencia. El pantalón vaquero, el polo blanco,
las bambas de tela. Ver como te acercas. Esa mirada dulce e intensa que se
ramifica por mis venas como la hiedra fresca,
meciendo en su trenzado tu excelsa apariencia. Tus manos acariciando mi
rostro, tus piernas rodeando mis caderas. Sueño y el sueño me libera…
No consientas, amor mío, que la
distancia haga mella, ni rompa el equilibrio de estas dos puertas abiertas por
donde circula una corriente de viento calido que adormece y serena.
Quiéreme, extráñame, deséame y,
espera…
*Rocío Pérez Crespo*
*Derechos reservados*
Uy, Rocío! Qué convincente que has sido a estas horas tempranas de la mañana...!!! Gracias por eso!!!
ResponderEliminarHola, Carlos...gracias por tu comentario, para mi es un halago. Disculpa mi falta de atención para contigo, pero ando un algo liada. En breve retomaré mis lecturas...besos.
ResponderEliminarLa prosa bien lograda,
ResponderEliminarregocija la lectura
saludos