Efímero como un suspiro, intenso como el sabor del chocolate. Así
siento tu beso. Un segundo que aprieta y vence, devolviéndome despacio a un
recuerdo. Dejándome clavada en los profundos sueños, donde todo es posible y
puedo hacer lo que quiero.
Sí, te sueño…
Y allí, desnudo tu cuerpo tres
mil quinientas veces para descubrir un mundo nuevo cada vez que te acaricio. Guiada
por una luna que enmarca el mapa donde guardas tus secretos más ocultos, me
alimento de tu piel y de tus manos hasta sentir como mi espíritu se hace
vagabundo, errando por parajes cargados de claroscuros; libero los sempiternos
tabúes que minimizan la vida hasta llegar a tu núcleo.
Vivo…y soy consciente que amo lo
prohibido.
*Rocío Pérez Crespo*
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