Se durmió la armonía. Se
apagó la música secando la corola de la rosa, desnudándola del
color que la embellecía.
El silencio se ha tragado
al silencio en una bruna caricia cargada de lágrimas y, la tibia
ternura que cantaba amores, se ha quebrado entre mis dedos cuando el
dolor ha invadido el corazón.
La noche ha entrado por
la ventana velando a la vida, posando sus sombras en tu cuerpo,
cerrando de un portazo todas las puertas que llevan tu nombre.
Fijo la mirada intentando
hallar el camino de vuelta a casa...mi casa, papá. Y lo descubro en
tu pecho inerte; helado momento de desesperación que me hace pequeña
y me llena de miedo, que me enfrenta a una realidad hiriente que me
siega el aliento, doblegando a la capacidad de una incapacidad
siniestra, oscura...Sin color.
No hay cruz ni plañido
que aplaque el sufrimiento, ni sueño que minimice el
sentimiento...ante la verdad que me envuelve solo veo a un hombre
bueno que me regaló tanto amor como amor se lleva dentro.
*Rocío Pérez
Crespo*
A mi héroe.
Un inmenso abrazo
ResponderEliminarGracias tesoro por ser y estar...un beso.
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