Como el viento furioso que azota
la rosa hasta desvestirle de sus blancas corolas, así eres tú, querido.
Capitán de un barco sin rumbo que
leva ancla y extiende velas, dejando a
merced de la marea el casco gastado y sucio. Orgulloso de las letras grabadas
en la vieja madera, que con tanto ahínco
tallaron las manos de aquel que en su prometido entusiasmo, pensó, mal pensado,
que cincelaba lo perpetuo con su
delicado trabajo.
Arribando a cualquier puerto sin
merecer ni siquiera el sitio, pisas tierra firme con tu bota de corsario. El
parche en el ojo, la pata de palo…el pirata más adorado por las fulanas del
barrio.
Sin brújula, sin mapa, sin
tiempos ganados.
Un personaje de cuento mal
escrito. El compendio de mil perfumes en un frasquito. Nadie sabe a lo que
hueles, nadie comprende de dónde has salido. Menos las fulanas del barrio, que
esas, asqueadas de oler a pescado podrido, cualquier cosa que se le ofrezca, es
un surtido apetecido.
Y así, entre olas y mareas, lunas
muertas y estrellas fugaces, despliegas tu negra bandera haciendo brillar la
calavera que llevas impresa en tan recios corales…
¡Ay! Ladrón de corazones, de
promesas vacuas, de linaje pobre. Con la sal pegada a tú labios despilfarras besos en bocas con
sarro. Escupes en lo más sagrado, creyendo, que tu dios eres tú mismo y tu
diablo el reflejo de tu espalda sobre el mar bravío.
Nunca tendrás descanso, ni en
tierra ni en los adentros de esas aguas manchadas por tus defectos, sigue…sigue
sin rumbo y con boato, imaginando desde lo alto del carajo, un horizonte
pintado con los colores del ese amanecer que tantas veces has pateado.
*Rocío Pérez Crespo*
entretenida lectura, saludos
ResponderEliminarYa es un tanto Omar, gracias por tu presencia..besos.
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