Fue a raíz de leer un comentario sobre un relato, la verdad que un muy buen relato, cuando me di cuenta que yo no quería ser así y, ahora que escribo, me afirmo rotundamente.
Decía algo así como: escrito precioso, bien estructurado, con unas formas extraordinariamente exquisitas, ni que decir del mensaje, entendible desde todos los puntos y, un fondo el cual nos hace participes de pensamiento y reflexión.
A lo cual el escritor de este magnifico relato, viéndose tan abrumado por tales palabras, piropos y bienaventuranzas, tuvo la necesidad imperiosa de contestarle; además de por cortesía y educación literaria, un poco también por la subida de autoestima que había experimentado.
La contestación no se si le tenia meditada o memorizada de otras situaciones parecidas. Ya digo que es un buen escritor, de prestigio reconocido, no como yo, un humilde, aunque si dedicado cuenta realidades, supongo que en momentos dispares.
Agradeciendo su distinguido comentario, su tiempo en leerle y su paso por esa su casa abierta a todos sus seguidores (hablo como no…de los famosos blogger, tan de moda en Internet. Hasta yo tengo uno, pero no por valor, supongo que si no lo tienes con estas nuevas tecnologías, te dicen carca, anticuado y no se cuantas cosas más) de los cuales siempre destaca algún afín a sus relatos
Después de tan abrumadores piropos de ese su lector, dejo caer (es a lo que me refería anteriormente, de si lo tendría ya preparado), lo siguiente….
La verdad que la ilusión por escribir me viene de niño. Siempre recuerdo mi primer escrito, un poema cortito pero intenso para mí, dedicado a mi santa madre; la cual lo merecía todo. Desde entonces no he dejado de hacerlo, cada vez con una mayor intensidad y por supuesto más claridad de ideas, formas y conclusiones varias.
Hasta aquí todo normal, un gusto por escribir, el que más y el que menos también lo tiene. Unas formas que vamos mejorando, unas ideas que vamos refinando o ahondando, supongo influidos por esta sociedad y también lo más principal por la suma de circunstancias vividas aparejadas a nuestra edad.
De lo que ya discrepo y, solo soy un conato de escritor perdido, sin futuro en estas lidias, es la parte final de su comentario… que tenia la necesidad imperiosa de escribir, sin ello le faltaba algo, que era superior a él, que era de lo más principal e importante en su vida, que sin ello, no se sentía persona y, unas cuantas cosas más que ya podréis imaginar. A lo que yo digo… el escribir puede que sea vocación, una válvula de escape, hasta le entiendo como un hobby, lo que no puedo entender y nunca lo haré, es que el escribir sea una parte de mí. Se que esto no es todo lo correcto de cara a la galería, me vendrán criticas, pero es lo que pienso, que sea una necesidad sin la cual dejamos de existir como parte de la persona, etc.
El escribir es libertad tanto de pensamiento como de acción, no necesidad, si se es libre no se necesita nada, en cuanto le entendamos como obligación, encarcelamos los pensamientos, castigamos las ideas, marcamos los destinos, haciendo una cadena de producción con nuestras palabras. No, no le entiendo así, yo seguiré sin nombre, pero libre a través de mí hacer y escribir.
No cambiare, he dicho…
*José Manuel Salinas*
D.R.
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