Hagamos reventar por la espita del destino el pus que nos
corroe, limpiemos las heridas en las balsámicas aguas, en el baño cálido del
azul y el verde.
Paralelo de una vida pasada, vivo, real del presente
consentido. Hermano camino a las profundidades del yo más puro.
Sin penitencia, ni rumbo, ni castigo, libres quedaran las
almas de peso y candado. Fija, como el ancla de este navío, acomodando a la
luna en el algodón fantástico de lo cierto.
Desde el silencio donde habitan los secretos, poner luz,
voz, al misterio oculto del dolor.
Que el mar haga su trabajo…
*José Manuel Salinas*
Baños sin espuma que revuelve la
marea, hasta llegar a una orilla que ya no marca tierra. Sin rumbo, con las
velas hecha jirones se va perdiendo el verde y el azul de aquellos océanos de
amores.
Promesas de un horizonte que
guardaba el calor profundo del hogar; desde el silencio donde se esconden los
secretos, fluctúas con la capacidad perforada dejando el timón sin manos que lo
guíen.
Nos devolvió una pleamar de luna
hechicera hasta reventar el casco contra el atolón.
Pérfida es la bandera de nuestro
barco. Dúctil e irreverente la capacidad con la que lees el mapa de mi existencia.
Se queda corta la retórica de tu
voz ante la duda que te retuerce. Te escuchas a ti mismo sin comprender, que los
ecos solo agotan el sentido sin desprender el misterio de unos huesos que se
rizan como las crestas blanquecinas de este mar que ya no hierve.
Y sigues y no te paras…por más
que veas el barco anclado en la playa.
*Rocío Pérez Crespo*
¡Pero qué gusto da leeros!
ResponderEliminarUn beso a los dos.
Un beso enorme para ti, poetisa.
ResponderEliminar